Artículo XIX

 Buenos propósitos

Se acaba el año 2012. Uno de los más difíciles, sin ninguna duda, para todos los habitantes de este planeta. Los 365 días han estado marcados por las crisis económicas, despidos, desahucios, muertes, demagogia… Es hora de llevar a cabo verdaderos propósitos para el año que entra, con el permiso de los mayas. Ya saben, supuestamente este es nuestro último mes en la Tierra.

A lo largo de este periodo se han realizado avances en el campo de la electrónica, la tecnología y la salud. Sin embargo, otros aspectos siguen estando mal, por no decir que han empeorado. Los ricos se han hecho pobres, los pobres son más pobres, la sanidad pública está en vías de privatizarse, la educación es un lujo para unos pocos.

La situación es extrema y según pronostican va a estar peor. Lo bueno de ello es que después de tocar fondo, sólo queda subir y renacer cual ave fénix de sus cenizas. Pero para eso, hay que tener metas. Sólo así es posible salir de las situaciones desafortunadas. Con esfuerzo y sacrificio. No ajustarse el cinturón como algunos dicen, sino plantearse objetivos realistas.

Para empezar podríamos marcarnos como meta uno de los principios fundamentales que debería regir a todo ser humano, ayudar al prójimo. Entre otros, estaría el ser respetuoso con los conocidos y desconocidos, cuidar el medio ambiente, luchar contra la injusticia. Se aproxima una nueva era. El sistema se tambalea y va a ser necesario adoptar nuevas formas de vida en las que lo prioritario resurja y lo banal quede enterrado. Al final la solución a la mayoría de las cosas es VIVIR. Como diría Víctor Frank, “La pregunta verdaderamente significativa no es lo que nosotros esperamos de la vida, sino por graves que sean las circunstancias, lo que la vida espera de nosotros. Lo que esperan las personas que nos quieren, lo que espera la misma dignidad del hombre y para el que cree, lo que espera Dios.” Ese modo de pensar es capaz de dar sentido a la vida incluso en las situaciones más desesperadas. 

Josep Camacho Vila